Cuatro lo ha vuelto a conseguir. Me apeo de una nueva serie que me gustaba y quería seguir viendo. Seis grados.
Adiós. Pase lo de relegar a la magnífica Cinco hermanos para ponernos capítulos
requeterepetidos de
House, pero tras el maratón que ahora alcanza las tres horas endosarnos dos capítulos seguidos de
Seis grados y alcanzar la noche temática de cinco horas supera la sobredosis. Hubo un tiempo en el que las cadenas de televisión cuidaban muchísimo estos detalles y
combinaban series, programas, concursos, documentales, informativos y lo que se terciara para darle un aspecto más aparente y variado a su programación. Ahora ya no, todo a destajo.
Una, dos, tres series seguidas. Uno, dos, tres capítulos de tirón. No hay límites y cuanto más tarde mejor porque hay menos espectadores y el share es mayor y más fácil de engordar.
Para las cadenas ya no somos espectadores, somos como cerdos que ceban para abrirnos en canal lo antes posible. Sin esperar siquiera a que hagamos la digestión, no vaya a ser que luego volvamos a tener hambre y picoteemos de
otro plato.
[Seis grados se emite la madrugada del martes al miércoles a la 1.00 h en Cuatro]
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