

Cuatro ocupó su frecuencia hace ahora justo un añito, el 7 de noviembre de 2005. A las 20.44 la sobriedad y la elegancia de Canal + se tiñó de rojo chillón. Entre sus ventajas, la emisión en abierto las 24 horas del día y el rescate de algunos clásicos de Canal + (no necesariamente los más necesarios, valga la redundancia). La nueva tele llegó degollando títulos de crédito, sobreimpresionando publicidad y publicidad durante los momentos estelares de sus series, incumpliendo horarios y buscando audiencia por encima de la calidad. Sus promociones no son obras de arte como las de Canal + pero a cambio su programación rescata un buen puñado de series clásicas, de esas que apetecía volver a ver (El gran héroe americano, Twin Peaks, Comando G) y se ha arriesgado con nuevos formatos muy acertados (Soy el que más sabe de TV del mundo, El hormiguero, Noche Hache). La pregunta, llegado este momento es ésta: ¿Estábamos mejor con Canal + o somos más felices practicando Cuatro?
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