
¡A jugaaaaaaaar! El grito de guerra que popularizara el maestro Joaquín Prat en ¡El precio justo' se repite ahora en la enésima versión del concurso sin ninguna gracia. Juan y Medio (ese señor alto con bigote) lo hace mejor que sus antecesores, Carlitos Lozano y Guillermo Romero (tampoco era difícil) pero no lo borda como el inolvidable presentador que lo puso en movimiento, Joaquín Prat. Y Medio va de presentador graciosillo al que público y concursantes están obligados a reirle las gracias y suelta perlas como ésta: "Bienvenidos a El Precio Justo, el concurso más longevo de SU historia". Claro. Las azafatas florero esta vez son dos y un chico. El pobre acabó descamisado y en unos minúsculos shorts en el primer programa, lo que da pistas de los derroteros por los que puede ir el concurso si la audiencia no le acompaña. Lo peor, claro, es el horario (las cuatro de la tarde) más propicio para la siesta y el relax que para escuchar los gritos exageradiiiiiiiísimos del público (alguien tiene que poner en vereda a los regidores). Quizás, a otra hora, dentro de la programación matinal, por ejemplo, El Precio Justo pueda funcionar. Su presentador tampoco lo hace tan mal, aunque el formato es demasiado fiel al yanki y no tanto a la adaptación (más adecuada por estos lares) que puso en marcha TVE en 1988 para sustituir al 'Un, dos, tres' en aquella etapa que se emitió los lunes.
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