
Manel Fuentes no sabía dónde meterse. Su programa Desafío bajo cero patinó hasta en su precipitada final. Un paro técnico obligó a suspender momentáneamente el programa. La música, que no entraba en plató, pese a que en los televisores sí se escuchaba. Y, como decía Manel, "sin música es muy difícil bailar". Primero, optaron por volver a probar. Y nada. Luego, Fuentes empezó a hablar. Pero tampoco. Entonces improvisó y, para dar tiempo, visitó a su compi Uribarri, la voz en off por excelencia. Pero nada. Pasó a publicidad. Pero le dijeron que no, que continuara. Se sacó el pinganillo y justificó el error, "me han dicho public y ahora me dicen que no". Un nuevo intento. Pero ni por asomo, la música no entraba. Kim Manning en posición, pero nada.
Al final, cortaron por lo sano. Metieron un porrón de anuncios, primero una batería de promos y luego ya los que se pagan. Un desastre. Al final regresaron, la música se escuchaba por duplicada y precipitaron aún más su triste final. Vaya, parece que el programa nació gafado y se ha muerto gafado. Claro, que las cabezas mal pensantes insinúan que pudo ser una gamberrada de algún técnico mosqueado tras recibir la carta de despido varios meses antes de lo que le prometieron.
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