Sé lo que hicisteis la última semana ya no es semanal, sino diario. El título lo han
cortado por la mitad. Tampoco dura ya como un
partido de fútbol, ni tan siquiera como el primer tiempo. A cambio, han aumentado las raciones, de una (exceptuando repeticiones) a cinco (resúmenes y
zappings al margen). Claro, que la hora es tan mala que, como decía Ángel Martín en el estreno,
"ni mi padre puede verme porque está trabajando". No sé si los padres y demás familiares de los presentadores lo harán pero a mí, que también trabajo, me obliga a
consumirlo enlatado. Como, imagino a muchos seguidores que caerán por el camino ante la pereza de programar el vídeo.
La solución se antojaba más sencilla, ponerlo antes o después del programa de Wyoming y no castigar de esta manera al programa de más éxito de La Sexta (deportes al margen). En el estreno hubo de todo y con todos los colaboradores, pero la cosa quedó como muy precipitada, algo así como la parte final de los
TP de Oro cuando se habían quedado ya sin tiempo. Pues eso, entre lo que cuesta entrar en el clima con lo extraño de la hora y lo cortitas que se hacen las presentaciones y los reportajes, la cosa queda bastante
descafeinada y se añora, en exceso,
el formato XL que disfrutábamos hasta ahora.
Y es que han demostrado que lo bueno, si breve, no siempre es tan bueno.
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