La vida se escribe sin goma de borrar. No sé de quién es la frase pero sí que se la escuché a
Jesús Hermida hace algunos años. Y si nos atenemos a la reflexión,
la tele ha dejado de tener vida, porque cada vez se emplea más la goma de borrar. Es lo que tienen los programas en
diferido. Hace poco presenciamos unos
Goya retrasados para practicar el corta y pega. Sacrificaron la
espontaneidad en nombre de la agilidad y la
publicidad. Y ahora nos ha llegado otro ejemplo con
La noche de Quintero y su polémica entrevista a
José María García. Que si ha habido
censura, que si no. He visto (gentileza de
Elmundo.es) la entrevista enterita que
TVE no ha querido ofrecer. He visitado todo tipo de blogs, foros y páginas web, me he leído artículos, columnas y análisis sesudos de periódicos con conclusiones totalmente divergentes. Y no dejo de pensar,
qué hubiera hecho TVE si la entrevista se hubiera ofrecido en directo, como en los buenos programas de antaño.
¿Cortar? ¿Plantar la carta de ajuste? ¿Ponernos unos minutos musicales? ¿O tirar para adelante? Si Jesús Quintero, responsable del programa, no se sintió ofendido con
las palabras de su invitado, si no le trasladó ningún
malestar, si no le
cortó, si no le
corrigió, si no le dijo
"si sigue usted por este camino aquí se acaba todo", que todo ello hubiera sido
lícito, entonces...
¿por qué TVE cortó esa entrevista? Y a uno le entra la duda y se pregunta,
¿en qué momento la entrevista deja de pertenecer al periodista? Yo al único que quiero escuchar en esta polémica es a Jesús Quintero para saber qué opina de todo lo que ha pasado, pero sigue haciendo gala de su
silencio.